Un excelente artículo en el último número del magazine "Wired" http://www.wired.com/business/2014/01/quants-dont-know-everything/ toca el espinoso problema. Felix Salmon nos recuerda que los algoritmos se adueñaron de las finanzas mundiales y la cuantificación se entronizó en la toma de decisiones en las sedes de los bancos, las agencias y las consultoras. Todo el mundo se puso a hacer dinero rápido cabalgando los algoritmos en un creciente paroxismo alentado por una regulación que demostró ser totalmente inadecuada. Alcanzó su pico en 2004 y aún el mundo entero está sufriendo sus desbastadoras consecuencias con la peor crisis de la historia. Fue la catástrofe del 2008 y millones y millones de parados, desahuciados, recortados, deben sus desgracias en buena parte al sensacionalismo financiero de los algoritmos amalgamado con la codicia. Salmon cita la Ley de Campbell, del sociólogo Donald T. Campell: "cuanto más se utilizan indicadores sociales cuantitativos para la toma de decisiones, más oportunidades tendrán las presiones corruptas y las distorsiones dañinas para los procesos sociales que se pretenden controlar".
Los ordenadores son ahora muy capaces de predecir la meteorología, pero el Servicio Meteorológico de EEUU ha comprobado que los profesionales del medio mejoran las previsiones con un 25% más de aciertos en comparación con las predicciones de los ordenadores solos. Nate Silver, en su libro "The signal and the noise", cita varios ejemplos de cómo el juicio humano es esencial para, por ejemplo, las predicciones económicas. Incluso en el ajedrez. Los mejores ordenadores superan ya a las mejores mentes humanas, pero los seres humanos ayudados de ordenadores son imbatibles.
La información viral está haciendo estragos al periodismo de calidad. Ya hay suficientes datos para perfilar qué "noticias" tendrán millones de visitas, los algoritmos nos conducen a un falso Olimpo, propicio también a la codicia del dinero ultrarrápido y a la carrera por los millones y millones de visitantes, que cada día conduce más hacia los espejismos. Un chaval de 30 años en su casa de un suburbio de Ohio, experto en algoritmos virales, ha creado viralNova.com y la alimenta con dos "freelance" por horas. En tan solo ocho meses ha alcanzado 66 millones de visitantes únicos en diciembre pasado. Y claro está, ya tiene abultadas ofertas. No busquen informaciones sensacionales que ayuden a explicar nuestros convulso mundo. Muchas fotos chocantes y kilométricos títulos que incluyan las palabras "increíble", "locura", "asombro", "llorar", "emocionante", "tremendo", "terrible", etc. Y animalitos, muchos animalitos y gente exhibicionista sin miedo al ridículo. ¿Es esto periodismo?
La Red es una cacofonía de "ruidos", encontrar los significados será la tarea que no pueden hacer los algoritmos. Los periodistas aún tenemos trabajo.